Un estudio de cohorte examina la incidencia del rebote del SARS-CoV-2 en pacientes que toman antivirales orales


En un estudio reciente publicado en Las enfermedades infecciosas de Lancetlos investigadores realizaron un estudio de cohorte retrospectivo de toda la población utilizando datos anónimos en Hong Kong, China, entre el 26 de febrero y el 3 de julio de 2022.

Estudio: rebote de la carga viral en pacientes hospitalizados con COVID-19 que reciben antivirales orales en Hong Kong: un estudio de cohorte retrospectivo de toda la población.  Crédito de la imagen: CKA/Shutterstock
Estudiar: Rebote de carga viral en pacientes hospitalizados con COVID-19 que reciben antivirales orales en Hong Kong: un estudio de cohorte retrospectivo de toda la población. Crédito de la imagen: CKA/Shutterstock

Determinaron las incidencias del rebote del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), los factores de riesgo relacionados y los resultados en pacientes hospitalizados con un diagnóstico confirmado de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) cuando predominaba la variante Omicron BA.2.2 .

Fondo

Los esfuerzos concertados de investigadores y profesionales médicos llevaron al descubrimiento de antivirales orales para el tratamiento de COVID-19. La terapia con nirmatrelvir-ritonavir ayudó a reducir el riesgo de hospitalización y mortalidad en pacientes con alto riesgo de progresar a una enfermedad grave.

Sin embargo, los informes de rebote viral después de este tratamiento (aunque anecdóticos) aumentan continuamente, lo que tiene implicaciones para el manejo clínico de los pacientes con COVID-19 y su aislamiento. Asimismo, aunque escasa, existe evidencia de rebote viral tras el tratamiento con molnupiravir. En este sentido, se necesitan más datos de la vigilancia posterior a la comercialización de ambos antivirales orales.

Anteriormente, los médicos en Hong Kong recetaron antivirales orales a pacientes con COVID-19 según fuera clínicamente apropiado; sin embargo, después del advenimiento de Omicron a principios de marzo de 2022, las pautas especificaron el uso preferencial de nirmatrelvir-ritonavir sobre molnupiravir, a menos que el paciente estuviera tomando algún medicamento concomitante contraindicado para esta terapia.

Si bien los investigadores han establecido una definición estándar de rebote viral (por ahora) para algunos otros virus (p. ej., el virus de la inmunodeficiencia humana/VIH), lo mismo queda pendiente para el SARS-CoV-2. No obstante, si ocurre la unión viral, es crucial identificar su incidencia en pacientes que reciben y no reciben antivirales orales en la práctica clínica.

Sobre el estudio

En el presente estudio, los investigadores buscaron en Scopus y PubMed hasta el 21 de octubre de 2022 estudios publicados, principalmente estudios de casos y estudios de cohortes observacionales, que examinaran COVID-19 o la carga viral rebote. Identificaron casos de COVID-19 de la base de datos eSARS del Departamento de Salud de Hong Kong.

La población del estudio comprendió pacientes que recibieron una terapia de cinco días de molnupiravir oral (800 mg dos veces al día) o nirmatrelvir-ritonavir (100 mg de ritonavir potenciado con 300 mg de nirmatrelvir dos veces al día) durante el período de observación, aunque la finalización de este régimen no era obligatoria para inclusión.

La cohorte de control tenía pacientes hospitalizados con COVID-19 no dependiente de oxígeno que no recibieron ninguno de los medicamentos durante el período de estudio.

Todos los pacientes incluidos habían confirmado COVID-19, según lo evaluado mediante la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR) realizada dentro de los tres días antes o después de la admisión hospitalaria, mostrando así un umbral de ciclo (CT) valor al ingreso hospitalario. El equipo usó CT valores como sustituto de la carga de SARS-CoV-2, donde una reducción de casi tres unidades en CT El valor indicó un aumento de ocho veces en el ácido ribonucleico (ARN) viral.

Además, el equipo recuperó los registros de salud electrónicos (EHR, por sus siglas en inglés) de los pacientes de la autoridad hospitalaria de Hong Kong. Recopilaron información sobre su edad, sexo, historial médico y comorbilidades según el índice de comorbilidad de Charlson (CCI), los medicamentos que estaban tomando (antibióticos, esteroides sistémicos) e incluso pruebas de laboratorio y procedimientos de hospitalización en los últimos 12 meses.

El equipo utilizó un modelo aditivo generalizado de efectos mixtos para estimar la C diariaT valor. Produjeron gráficos de líneas del valor de CT diario promediado previsto durante los primeros 21 días desde la fecha índice, que indicaba la fecha del primer resultado positivo de la prueba de COVID-19, el inicio de los síntomas o el inicio de la terapia con medicamentos. Además, estratificaron el período aproximado durante el cual diseminación viral disminuyó hacia los niveles detectables por grupo de edad (menor o mayor de 65 años), puntaje CCI (menos de seis o más) y estado de vacunación.

Un modelo de regresión logística multivariable evaluó los predictores potenciales para el rebote de la carga viral y presentó su asociación con los resultados clínicos preespecificados como razones de probabilidad (OR) con intervalos de confianza (IC) del 95 %. Además, realizaron análisis de sensibilidad y calcularon las diferencias de riesgo absoluto en los resultados clínicos entre pacientes con y sin rebote de la carga viral en cada grupo.

Hallazgos del estudio

De 4592 pacientes hospitalizados, 1998 y 2594 fueron mujeres y hombres, respectivamente. La incidencia del rebote de la carga del SARS-CoV-2 no varió notablemente entre los tres grupos de estudio. En consecuencia, los investigadores notaron esto en 16/242 pacientes en el grupo de nirmatrelvir-ritonavir, 27 de 563 pacientes en el molnupiravir y 170 de 3787 pacientes en el grupo de control.

Entre los pacientes que recibieron terapia con nirmatrelvir-ritonavir, las probabilidades de un rebote de la carga viral fueron menores en aquellos que no estaban completamente vacunados; las probabilidades eran más altas en los que tenían entre 18 y 65 años, con una puntuación de CCI de más de seis y en los que tomaban corticosteroides. Del mismo modo, entre los pacientes que recibieron molnupiravir, las personas de 18 a 65 años o que tomaban corticosteroides concomitantes tenían mayores probabilidades de un rebote viral.

Independientemente del tipo de tratamiento recibido, los pacientes inmunocomprometidos tenían mayores probabilidades de rebote del SARS-CoV-2; dentro de los cinco días, se anuló la asociación entre su incidencia y la presentación del resultado clínico compuesto. Los resultados del estudio confirmaron que el tratamiento antiviral no tuvo un efecto directo en la tasa de rebote de COVID-19. Además, su aparición no provocó ningún desenlace clínico adverso.

Conclusiones

Los resultados del estudio confirmaron que el rebote de la carga de SARS-CoV-2 no era infrecuente entre todos los pacientes, independientemente del uso de la terapia antiviral oral. Algunos grupos de pacientes mostraron mayores probabilidades de rebote, pero no dieron lugar a resultados clínicos adversos. Al igual que las vacunas contra la COVID-19, su uso ofrece más beneficios que riesgos, especialmente para los pacientes con COVID-19 que corren el riesgo de sufrir consecuencias fatales.

Sin embargo, sigue existiendo una necesidad urgente de instituir una definición estándar de rebote de COVID-19 para futuras investigaciones, identificar los mecanismos moleculares que lo gobiernan y sus posibles variaciones según la dosis, el tiempo y la duración de los tratamientos antivirales.



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