El viaje matutino ya es desafiante y agotador para muchas personas. Y ahora hay otra razón para detestar sus viajes regulares al trabajo oa la escuela, ya que los científicos descubrieron que incluso una breve exposición a los gases diésel de los automóviles y otros vehículos podría dañar el cerebro humano.
en un estudio aleatorizado controlado cruzado publicado en la revista Environmental Health, los investigadores analizaron cómo una breve exposición a los gases de escape diésel podría afectar gravemente la conectividad funcional del cerebro.
La idea de que la contaminación del aire relacionada con el tráfico afecta la salud humana no es nueva. Pero para su estudio, el equipo se centró en si los vapores de diésel inhibían el funcionamiento correcto del cerebro humano. Analizaron los cerebros de 25 adultos a través de imágenes de resonancia magnética para determinar los efectos del aire contaminado.
Después de examinar los escaneos y estudiar la “conectividad funcional” de los participantes después del contacto, encontraron que la exposición a los vapores de diesel “produjo una disminución en la conectividad funcional” en comparación con el aire limpio filtrado.
Aunque los científicos señalaron que solo analizaron los efectos a corto plazo de los gases de escape diésel, dijeron que el efecto del humo en el cerebro podría ser “perjudicial” para la salud humana a largo plazo.
“Observamos disminuciones atribuibles a la contaminación a corto plazo en la conectividad funcional de la red en modo predeterminado. Las disminuciones en la conectividad cerebral causan muchos efectos perjudiciales para el cuerpo humano, por lo que este hallazgo debería guiar el cambio de política en la regulación de la exposición a la contaminación del aire”, concluyó el equipo.
Un estudio similar de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts publicado en Management Science analizó cómo la mala calidad del aire afecta la función cognitiva de los jugadores de ajedrez.
El equipo descubrió que incluso los jugadores de ajedrez expertos se desempeñaban peor cuando estaban sujetos a una mala calidad del aire, lo que sugiere que las partículas de contaminación en el aire afectan negativamente la función cognitiva.
“Descubrimos que cuando las personas están expuestas a niveles más altos de contaminación del aire, cometen más y más errores, y cometen errores más grandes”, dijo el coautor Juan Palacios, economista del Laboratorio de Urbanización Sostenible del MIT, explicó en un comunicado.
“Cada vez hay más documentos que muestran que la contaminación del aire tiene un costo, y hay un costo para más y más personas. Y este es solo un ejemplo que muestra que incluso para estos mismos [excellent] los ajedrecistas, que creen que pueden vencerlo todo, bueno, parece que con la contaminación del aire, tienen un enemigo que les hace daño”, agregó.


