Escenas similares se desarrollaron en todo el país esta primavera cuando los estudiantes de medicina, odontología y fisioterapia se reunieron para ofrecer tributos a los donantes de cuerpo entero y sus familias. En las ceremonias, los estudiantes interpretan música, encienden velas, leen cartas y comparten arte. (Un diagrama de corazón de los estudios de anatomía de la Sra. Zhang, superpuesto con sus caprichosos dibujos de libros, raíces de árboles y figuras humanas, se proyectó detrás de ella mientras hablaba en Columbia). Un líder espiritual no confesional a menudo desempeña un papel. A veces se incluye la designación de un árbol o una ofrenda de flores a la familia del donante.
No está claro cuántas personas en los Estados Unidos donan sus cuerpos para investigación médica y educación, aunque las estimaciones sugieren que unas 20.000 personas o sus familias lo hacen cada año. Los criterios varían según el programa y el estado; en general, cualquier persona mayor de 18 años puede convertirse en donante, aunque las personas con ciertas enfermedades transmisibles, como la hepatitis B o C, la tuberculosis, el VIH o el SIDA, suelen quedar excluidas. Muchos programas también excluyen los cuerpos a los que se les ha realizado una autopsia o se les han extraído órganos para donación.
Incluso con la introducción del elaborado software de visualización en 3D, la disección sigue siendo la piedra angular de la educación médica para la mayoría de los estudiantes de primer año, como lo ha sido durante siglos. Los estudiantes pasan meses estudiando metódicamente las estructuras del cuerpo, incluidos órganos, tendones, venas y tejidos. La experiencia enseña más que los fundamentos de la medicina. Tratar al donante, que es visto como el primer paciente de un médico, con respeto y cuidado les da a los estudiantes una base de ética y profesionalismo, dijo Joy Balta, presidenta del comité de donación de cuerpos humanos de la Asociación Estadounidense de Anatomía.
Reconocer un sacrificio
La donación de cuerpos es un acto desinteresado de los donantes, así como de sus familias, que pueden esperar hasta un par de años para recibir las cenizas. Los memoriales, a menudo llamados ceremonias de aprecio o gratitud, reconocen el sacrificio.
“Puedes pensar en el donante con el que has estado trabajando”, dijo el Dr. Balta, quien también es director del Instituto de Aprendizaje de Anatomía de la Universidad Point Loma Nazarene en San Diego. “Estas son personas”, agregó, “que donaron sus cuerpos, que querían que trabajaras con ellos para mejorar la ciencia y la atención médica”.
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