¿Cuál es la relación entre el patrón de consumo de alcohol y la calidad de vida subjetiva en adultos sanos?


En un estudio reciente publicado en Nutrienteslos investigadores evaluaron el impacto del consumo moderado de alcohol en la calidad de vida (QoL) en adultos jóvenes.

Estudio: Asociación entre Consumo Moderado de Alcohol y Calidad de Vida Subjetiva en Adultos Jóvenes Españoles.  Crédito de la imagen: rawf8/Shutterstock
Estudiar: Asociación entre consumo moderado de alcohol y calidad de vida subjetiva en adultos jóvenes españoles. Crédito de la imagen: rawf8/Shutterstock

Fondo

La relación riesgo-beneficio de la ingesta moderada de alcohol ha sido objeto de un amplio debate durante los últimos 25 años. La ingesta de alcohol se ha correlacionado con efectos favorables para la salud, particularmente en los sistemas cardiovascular e inmunológico. Está integrado en las culturas de la mayoría de los países y desempeña un papel vital en la socialización y, en consecuencia, en la CdV relacionada con la salud (CVRS).

Sin embargo, la relación riesgo-beneficio de la ingesta de alcohol depende de la cantidad consumida, así como de otros parámetros, incluido el tipo y la frecuencia de las bebidas alcohólicas ingeridas. Dado que el abuso de alcohol se asocia con una CVRS más baja, es esencial investigar el vínculo entre la CVRS y los rangos de consumo moderado de alcohol.

Sobre el estudio

El presente estudio investigó las asociaciones entre las tendencias de consumo de alcohol y la CdV subjetiva en personas sanas.

El equipo realizó un estudio observacional transversal según el estudio ALMICROBHOL, cuyo objetivo era examinar las relaciones entre la ingesta de alcohol y la microbiota intestinal en personas sanas. Un total de 272 adultos entre 25 y 45 años de edad con un índice de masa corporal (IMC) entre 18,5 y 35 kg/m2 fueron inscritos a través de anuncios publicados en la región universitaria y empresas. Después de las exclusiones, la muestra final incluyó a 261 individuos, 134 hombres y 127 mujeres.

Durante el estudio, los encuestados participaron en dos entrevistas individuales cara a cara realizadas por nutricionistas capacitados. Se preguntó a los sujetos acerca de sus patrones de estilo de vida. Durante la primera visita, se utilizaron cuestionarios para recopilar datos sobre demografía y nivel socioeconómico (SES), estado de salud general, síntomas, enfermedades diagnosticadas, administración no crónica de medicamentos, calidad de vida, hábitos de fumar, consumo de alcohol y hábitos de sueño. Los cuestionarios sobre hábitos intestinales y salud mental fueron respondidos por los sujetos en casa y devueltos durante la segunda visita. En la segunda visita también se realizaron cuestionarios sobre actividad física y hábitos alimentarios.

Se empleó un cuestionario de recuerdo de frecuencia ad hoc para estimar la ingesta de bebidas alcohólicas, mientras que el cuestionario de la encuesta SUN modificado se utilizó para evaluar la frecuencia de consumo de alcohol. El cuestionario documentaba el consumo de vino, cava, cerveza, licores, sidra y licores, tanto puros como combinados con refrescos, estimado por el participante durante el último año. El equipo definió las siguientes categorías de consumo de alcohol: (1) “Ninguno”: menos de 0,7 g de alcohol por día; (2) “Bajo”: 0,7 g a menos de 5 g de alcohol por día; y (3) “Medio”: 5 ga 16 g de alcohol por día para mujeres y 5 ga 28 g de alcohol por día para hombres.

Resultados

Los hombres no mostraron variaciones significativas entre los grupos de consumo de alcohol. Las variaciones relacionadas con la edad fueron significativas solo entre las mujeres, siendo los abstemios cuatro o cinco años mayores que los dos grupos de consumo regular, en promedio. Todos los grupos de bebedores consumieron cerveza a la tasa más alta (g/día). En la categoría de bajo consumo, el vino representó un 5,3% más de ingesta diaria de alcohol que en el grupo de consumo medio, donde predominó la cerveza con un 14,3%.

En el último año, el 52,3% de los participantes de la cohorte de bajo consumo informaron no haber consumido nunca cinco o más tragos en una sesión. Por otro lado, el 18,0% de los participantes de la cohorte de consumo Medio no bebieron cinco o más tragos en una sesión. Del mismo modo, los de la cohorte de consumo medio consumían alcohol con más frecuencia que los de la cohorte de bajo consumo. En particular, el 35% de los participantes en la cohorte de Consumo medio informó beber alcohol entre una y cuatro veces al año. Además, el 33,3% de los encuestados consumía alcohol exclusivamente los fines de semana.

La evaluación de los parámetros de calidad de vida y salud mental reveló que el consumo promedio de alcohol no tuvo una influencia significativa. Además, no se estableció correlación entre estas características y la cantidad consumida de cada tipo de bebida alcohólica.

Otras características que fueron las más influyentes en la descripción de la autoevaluación de la salud mental y física en el estudio incluyeron el género para los factores de salud mental y la grasa corporal adicional para la variación en la función física. Además, el género se asoció considerablemente con la cantidad de energía utilizada durante la actividad física, mientras que el consumo de alcohol no tuvo efecto sobre la actividad física entre los participantes investigados. Además, la cantidad de alcohol no se asoció con la duración del sueño diario.

Conclusión

Los hallazgos del estudio mostraron que el consumo moderado de alcohol no estaba relacionado con la CdV, la salud mental o las variables del estilo de vida entre los adultos jóvenes y sanos. Sin embargo, los investigadores creen que estos hallazgos no descartan que este patrón de consumo de alcohol pueda dar lugar a cambios en la CdV en el futuro, especialmente si se trata de un comportamiento a largo plazo.

Además, el equipo opina que es necesario realizar investigaciones basadas en la población, en particular prospectivas con cohortes de control bien definidas, para brindar información científica adicional sobre la asociación entre el consumo de alcohol y los marcadores de salud y calidad de vida.



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